Santoral (II)

Carlos Fabra Carreras, patrón de los loteros.

Carlos Fabra representado en un mural de la Diputación de Castellón

Al igual que su tocayo, Carlos Borromeo, los orígenes de Carlos Fabra responden a los propios de una família que ha tenido una presencia preponderante en la política. Así, su padre Carlos Fabra Andrés fue uno de los fundadores de la Juventud Católica en Castellón y al estallar la Guerra Civil se alistó en el ejército franquista. Tras el final de ésta, fue nombrado en 1939 delegado de excombatientes y cuatro años más tarde ocupó el cargo de Secretario Provincial del Movimiento Nacional . Años más tarde ocuparía otros cargos como la Presidencia de la Diputación y la Alcaldía de Castellón.

Vástago del antiguo linaje nobiliario de Arona, Carlos Borromeo pasó a los catorce años por las aulas universitarias de Pavía. Y estudió Derecho, según la tradición familiar; administrando las rentas de una abadía.  Por su parte, Carlos Fabra niño, perdió un ojo jugando con su hermano con unas tijeras (quedándose tuerto de por vida), lo que posteriormente le hizo decidir llevar gafas de sol en los actos públicos. Estudió bachillerato en el Colegio de los Padres Escolapios de Castellón. Más tarde, se trasladó al Colegio La Salle de Valencia y sus estudios universitarios se desarrollaron en las universidades de Valencia y Granada donde estudió Derecho. 

Carlos Borromeo afirmó que «No conviene desanimarse por las habladurías de gentes que siempre tienen en la cabeza imaginaciones nuevas. Basta obrar rectamente en todo, y luego que cada cual diga lo que quiera.» Y Carlos Fabra, tras ser condenado a condenado a cuatro años de cárcel por cuatro delitos de fraude fiscal espetó: "desde el punto de vista moral", esta sentencia es "muy importante", ya que del tema de "corrupción" del que se me acusaba he sido finalmente absuelto.

Pues eso, que cada uno diga lo que quiera, porque Carlos Fabra ha hecho méritos suficientes para sustituir como patrón de los loteros a la mismísima Nuestra Señora de Gracia y Esperanza. Quizás por eso, ante las retorcidas críticas de quienes le reprochaban haber sido repetidamente agraciado por los premios de la lotería, zanjó con soltura: Si no les toca la lotería, que es muy probable que no tengan la suerte que tengo yo, al menos que les toque la lotería de la salud».