Juicio de valor (que no crítica) sobre la EE1

Por Inocencio Escobar

Veamos, como parece ser que el protocolo seguido es el de puntuar los diversos conceptos del menú, del local y de su personal, pasemos a ello sin mayor dilación.

ENTORNO: Correcto, nada que objetar. Personalmente me gustan los locales con mesas situadas en diversos niveles que separan ambientes y dado que el espacio dedicado al comedor no era problema, habría obtenido un punto positivo que la mesa hubiera sido redonda o cuadrada en lugar de rectangular. La misma objeción sirve para el señor Pepico excepto que este restaurador-vinatero cuenta con menos espacio libre (habría que ver si esta aglomeración de mesas se debe a la avaricia o a una verdadera carencia espacial).

ENTRANTES: Bien por los que se sirvieron aunque algo escasos, pero por el precio acordado (que no el definitivo) tampoco podía pedirse mucho más. Como nota negativa señalar la falta de nyeterola, la paella de fetge de bou y la nyeterola forman un todo indisoluble, como el matrimonio católico. También eché en falta una ensalada típicamente valenciana.

PAELLA: No sé cómo calificarla. Buena para quien desconozca este plato autóctono, es decir, para turistas de los que llevan de excursión a comprar figuritas de Lladró al vecino Tavernes Blanques. También de agradable aspecto para alienígenas. Pasemos a señalar las observaciones:

El sumiller muestra la obra del jefe de cocina

• Cantidad escasa (para lo que estamos acostumbrados). Correcta para finolis.

• Es un pecado mortal que el garbanzo sea de bote por más que indiquen que así no fallan porque eso es precisamente lo que ha ocurrido, un fallo estrepitoso; el garbanzo ha de ser natural y puesto previamente a remojo(con bicarbonato “El Vesubio”).

• He degustado esta paella en tres restaurantes más y en todos ellos la escarola es rehogada, no dejada caer al final y sin trocear, porque el sabor se resiente.

• Carne: bien en cantidad, en cuanto al tamaño de los trozos de casquería, nada que objetar. Personalmente me gustan más pequeños pero reconozco que esto es cuestión de gustos y/o estética.

• Ausencia de picante. No hay paella de fetge de bou que se precie, que carezca de esta especia o se sea roñoso en su aporte.

• A pesar de ser paella, ha de servirse caldosa, que el arroz y el hambre ya se encargarán de dejarla seca.
POSTRE: No lo califico, fui a comer paella. Que hable la gente golosa.

VINOS: Correctos y buenos. Me gustaron. También la cerveza de la barra.

ATENCIÓN: Buena. Además, se les notó sus ganas de agradar; quizás sobraron las excusas y/o justificaciones ofrecidas a nuestras observaciones.

RELACIÓN COÑO / PIU: No me convence porque al final salimos casi a lo mismo que en Pepico o el Estela.

RESUMEN:

El famoso  Vesubio

Puede que la endogamia nos lleve a juzgar negativamente una paella distinta del mismo concepto, habría quizás que valorarla con otros ojos. Desde luego no es lo que la costumbre y los años nos han enseñado. Pero claro, en ese caso ya no sería paella de fetge de bou sino otro plato basado en el arroz y en la casquería. Tampoco me quedó claro que todo el hígado fuese de bovino, aunque aquí es posible que únicamente sea apreciación mía.

Se podría, dado la apreciación por mi parte de que este estupendo local de Mislata pretende agradar a sus comensales, “enseñarles, reconducirles” al buen camino del fetge de bou. Es decir, concederles una segunda oportunidad habida cuenta de que leerán la crónica. Cabe recordar que Pepico aunque a regañadientes, va mejorando su presentación.

Por otra parte, esta paella al resultar de sabor más flojo, sería la ideal para introducir progresivamente a gente melindrosa o de paladar débil al auténtico fetge de bou.

Es mi humilde parecer que en modo alguno pretende ser ley.

POSTDATA: Resulta a todas luces IMPERDONABLE que el propietario del local no conozca al alcalde de Mislata.