En la bendita Comunidad Valenciana somos muy dados a sorprendernos con lo ajeno y querer poco lo propio. Nos partimos la boca defendiendo la paella pura, prístina y ortodoxa sin pararnos a pensar que es un plato de circunstancias que se hace con lo que cada comarca, cada pueblo, considera lo bueno pero, ni por ésas, solo nos vale la paella que definió tal o cual botarate; del resto, ni caso y eso que los figones denominados "arrocerías" son muy amigos de extravagancias que a veces, justo es decirlo, están muy buenas.
Pero, siguiendo con el ninguneo de platos que deberían ocupar sitiales altísimos, ¿qué pasa con el puchero valenciano? Pues que lo comemos con delectación y a otra cosa. Ahora, si se trata de alabar un cocido rápidamente pensamos en el madrileño con ese misterio televisivo que le confieren sus "vuelcos" que no son nada pero tienen nombre. En Madrid, sacan partido a lo suyo: los churros y las porras siendo corrientes son muy famosas; su deplorable bocadillo de calamares, es para el mundo un gran manjar. Valoran lo poco que tienen y, como dicen ahora los ignorantes del idioma, "lo ponen en valor". ¿Cuántos restaurantes valencianos ofrecen puchero frente a los muchos que llevan en sus cartas el cocido maragato, la olla churra o el lebaniego?
Admiración por lo ajeno y desprecio de lo propio.
Dicen que en verso las cosas se fijan mejor en la memoria. Si eso es así, allá va este denuesto de cocidos y loa de puchero para que espabilen los restaurantes valencianos y empiecen a valorar esta joya.
Denuesto de cocidos y loa de puchero
Dan pena por inocentes
la legión de pobres gentes
que se pagan del cocido
que no emula ni al hervido.
Se huelga la wikipedia
del llamado madrileño
siendo, en verdad, cosa media
sin el fuste de lo bueno.
Al lebaniego lo adulan
y al catarlo se despagan
mas por darse de entendidos
las melindres se las callan.
Y si en el mismo acto
probasen el montañés...
¡Exacto!
¿Qué decir del maragato
que por lo que allí se ve
se sabe que es muy barato?
Luego, los egolatrones
del país de Cataluña
escudella dicen que
es su zafia sopichuna.
No veréis en un compendio
escrito del buen comer
nombrar al manjar primero
que aquí se dice puchero
ni le darán interés.
Siga en la sombra, rediez,
como en la hoja el envés
y allá los mal comedores
sigan en su engaño pues
vale más que esté guardado
un tesoro que al revés
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