El fetge de bou compleix 25 anys
Recomanacions
La Serenissima
In Memoriam: Forges
In Memoriam: Pau Donés
Samarreta commemorativa
El Teatro Chino
Estimada Manolita Chen
diumenge, 13 d’octubre del 2024
dissabte, 29 de juny del 2024
Salió de Francia a escape porque la Gendarmería lo buscaba para que rindiese cuentas ante la justicia por la falsificación de un cuadro de Claude Monet. En realidad solamente un jesuíta alsaciano que había servido en la Congregación para la reforma del Índice de los Libros Prohibidos, el reverendo Modeste Andlauer, sostenía esa denuncia cargada de incógnitas. El lienzo era muy bueno así que solo el propio Monet hubiese podido afirmar tajantemente su falsedad, cosa que nunca hizo. Ese silencio del artista dio pábulo al incipiente rumor sobre la falsedad total de la obra conocida del francés cuya autoría se atribuía al genio prodigioso de Amadeo Fresquet quien, sin ser consciente de una controversia que le podía haber beneficiado, retornó a España con una mano delante y otra detrás.
Recaló en una pensión cochambrosa de Madrid donde lo acogieron a regañadientes gracias a que una pariente de la patrona, a su vez paisana de Fresquet, recomendó a éste tildándolo de muy buena persona y pintor excelente. La señora Insuma, la prima de Alivio Piris paisana de Fresquet, sentenció a éste con semejante frase el primer día: “Ya ve usted, caballero, que las paredes de este templo de la hospitalidad están pidiendo a gritos una buena mano de pintura de modo que si usted me pinta yo no le cobro”.
La suerte sonrió a Fresquet y pudo dejar la Pensión Palacio de Oriente en muy pocos días gracias a un afortunado encuentro con una dama ampliamente conocedora de sus extraordinarias dotes pictóricas . Esa voraz mujer atormentaba a su esposo -una tronante gloria patria- con un incesante martilleo: “Pinta, Chimet, que renta mucho” y el atribulado esposo, suspirando, repetía como una letanía: “lo manda mi ministro de hacienda”. Para satisfacer los constantes requerimientos de este peculiar “ministro”, el artista se imponía un ritmo de trabajo tan frenético que un sector de los críticos de arte y algunos colegas llegaron a manifestar que quizá lo suyo no era impresionismo sino prisa.
La dama, pues, puso a Fresquet en nómina y éste respondió a las expectativas que había suscitado pintando con tal velocidad y acierto que los cuadros salían como buñuelos lo que le permitió instalarse en un modesto ático que había sido vivienda del cochero de un edificio señorial muy próximo a la plaza del Carmen donde radicaba el Café Central, que era la sede de una animada tertulia a la que muy pronto se unió Fresquet gracias a su erudición en la historia del arte y de la pintura. En aquel bullicioso café actuaban Las hermanas Camelias que en realidad eran Ana y Victoria Delgado dos bellezas malacitanas que interpretaban un número picantuelo de danza y cuplé muy del gusto de la constelación de intelectuales que por allí paraba.
Eclosionaba ubérrima la primavera madrileña durante los días previos a los esponsales del rey. Era la emoción de las vísperas que siempre suelen ser mejores que los propios festejos. Habían acudido a la capital los representantes de las más variadas dinastías reinantes en Europa y el resto del mundo por cristianar. Esas personas al disponer de mucho tiempo para la holganza están siempre deseosas de juerga.
Atraído por la fama de las bellezas que allí actuaban, el marajá de Kapurthala acudió al Café Central y quedó prendado de Anita a quien quiso conocer sin éxito porque la niña no estaba dispuesta a ser presa de uno de aquellos orangutanes.
El enjambre de reyes, archiduques, príncipes o marajás abandonó España en tromba por causa de los graves sucesos que se desencadenaron tras el casorio de don Alfonso XIII con la inglesa y también marchó, impelido por el mimetismo pues otro temor no podía albergar semejante y exótico desconocido, el marajá que se fue mohíno y herido sin duda por alguna certera saeta del amor. Su interés por la moza nunca decayó y mandó tantas y tan sinceras cartas de amor a la joven Anita que por fin su resistencia fue arrumbada de manera apabullante y la chiquilla, mediante una candorosa carta que hubieron de corregir entre Valle-Inclán y Romero de Torres, le contestó que se casaría con él.
Pasaron unos meses y Fresquet recibió por vía diplomática una invitación para convertirse en el pintor de la corte de Kapurthala con una asignación anual pagadera en libras esterlinas que le abrió unos ojos como platos. Su protectora y patrona cayó enferma. Fresquet se iba. La consecuencia fue terrible para el esposo de ésta que se vio impelido hacia un frenesí pictórico hasta entonces desconocido que a la larga minaría su salud.
Tras un pesadísimo viaje, que incluyó un variado elenco de medios de transporte, el recibimiento de Amadeo Fresquet en Kapurthala no pudo ser más fastuoso. Danzas ceremoniales, enramada floral de perfumes embriagadores, dos micos saltimbanquis, comida y bebida en abundancia… “Solo ha faltado el Santísimo bajo palio”, susurró Fresquet a su querida Anita tras besar casta y sumisamente su mano.
Después de un período de adaptación, que incluyó ir de vareta durante casi quince días, a Fresquet le fue muy bien en aquellas insólitas tierras; pintaba sin sufrir nervios, vivía una vida regalada y, con el permiso del marajá, atendía encargos de otros nobles o ricos vanidosos que deseaban ser retratados por el pintor del monarca. Uno de estos personajes fue el comerciante chino Bo-Gui C. Gong, dedicado al comercio de té, con quien trabó una gran amistad pues el caballero hablaba perfectamente en español y maldecía de lo lindo en el mismo idioma. De casta le venía al galgo porque aun siendo hijo de Lady Barbara Scott-Jervis eso no quitaba para que esa señora fuese en realidad la uruguaya Satanasa Cienfuegos que había levantado en Bengala un imperio a base del tráfico de opio bajo la tapadera del té. Fresquet sirvió al chino de intermediario con el marajá y en poco tiempo se hizo muy rico.
Cuando el marajá de Kapurthala y Anita Delgado decidieron separarse, él también tomó la determinación de regresar a Madrid. La despedida de Jaga (apelativo cariñoso con el que se dirigía a Su Alteza Jagatjit Singh Sahib Bahadur) fue muy emocionada; cuentan que se abrazaron largamente mientras vertían sinceras lágrimas y que el marajá le llamó hermano.
Ya asentado en España, la casualidad quiso que fugazmente Amadeo se cruzase en Valencia con doña Clotilde el día que éste salía de la notaría de don Verónico Mamierca tras legalizar la compra de una bellísima masía en su Cullera natal; dedicó a su antigua patrona unas frases de sentido pésame que ella agradeció de manera muy noble. No hubo nada más. Por el pulcrísimo y elegante aspecto del pintor y la sinceridad de sus palabras, la dama concluyó con buen tino que el silencio de Fresquet estaba asegurado.
En Cullera dejó transcurrir sus días sin acercarse jamás a un pincel y aunque pensó escribir sus memorias, cosa que hubiera sido de grandísimo interés para la historia del arte, nunca lo hizo porque, según confesó a Pepico, le había entrado una vagancia existencial muy placentera cosa que el rústico no terminó de captar.
El telegrama con la noticia del fallecimiento de Anita Delgado le llegó cuando julio alboreaba; era uno de esos días en los que el amable levante riza la mar y refresca las casas. Fresquet, con ochenta y seis años de edad, no tuvo ánimo ni fuerza para viajar a Madrid para darle el último adiós. Mandó a Pepico a lo de Salvador a encargar una paellita de fetge de bou para los dos. “En estiu, senyor amo?”, le dijo el guardés y Fresquet atajó: “Té igual”.
dimecres, 12 de juny del 2024
El pas del temps ha vingut a demostrar que una de les coses que aquesta Diputació del Fetge de Bou fa bé és descobrir tresors.
L’any 2003 començarem a publicar aquest blog i en aquell temps la paella de fetge de bou era una cosa rara que no coneixia ningú llevant de les poques persones que de manera casolana la feien algun diumenge o dia de festa gran. Nosaltres tinguerem la sort de que la persona més important per a la fundació d’aquesta Diputació coneguera el restaurant Estela i ens portara a provar-la. Difondre-la era necessari perquè haviem descobert un tresor. Tota la documentació que publicarem al blog esdevingué font d’informació per a uns quants periodistes que volien donar-se-les de “coneixedors” i és normal perquè en cap revista, diari o medi electrònic s’havia parlat mai de la paella de fetge de bou. D’açò fa més de vint anys i aleshores tampoc havia vingut cap moniato a definir el que ara és moda: la cultura de l’esmorzar.
Tornem doncs als descobriments. A Sueca, de tota la vida, s’ha fet un entrepà de naturalesa humil que és el d’abaetxo rebossat. Segons ens conten els nostres diputats suecans, Pep Marquès i Rafa Moscardó, la senyora Remedios el feia de meravella en el desaparegut Casa Cames (enfront del forn del Crist) i en el mercat municipal (La Plaça) el brodava la so Elvira, una dona grossa tota de negre i amb maneguets blancs. Però i els cucarronets? Què són els cucarronets? Molt fàcil: són esguits de pasta que cauen a l’oli i també es frigen.
“Pose’m els cucarronets”. “Vols cucarronets, rei?” Així hagué de ser la cosa i tantes vegades ens han parlat els nostres benvolguts suecans dels cucarronets que per fi el passat divendres 24 de maig Pep aparaulà un esmorzar en el restaurant El Niu de Sueca on assistirem els qui teniem fam de cucarronets i ganes d’anar a Sueca.
Com era d’esperar, cacau, olives i envinagrats entraren els primers amb les cerveses de rigor i el vi amb llimonà que no pot faltar per a preparar el cos per als bocates que eren considerables. Cal remarcar ací que dos il·lustríssims diputats, com a primera providència es van arrear una cassalla Cerveró amb aigua amb gas.
Com la companyia era excel·lent, la conversa fou divertidíssima però la voracitat és tal que uns altres no menys il·lustres diputats necessitaren ajudeta i encara es menjaren mig bocata de carn de cavall cada u.
Cafés, cremaets, carajillos i més d’un xupito tancaren un acte tan adient que molt bé pot passar a formar part del calendari acadèmic.
No hi va haver temps per a més; una passadeta pel restaurant Sequial 20 (guanyador del concurs internacional de paella de Sueca 2023), perquè podria ser la seu d’una edició Explorer de la paella de fetge de bou, i a casa.
Un moment: paella de fetge de bou a Sueca? Que no vinga ningún purista a donar pel sac en que és un plat de l’Horta. També ho és de Sueca i ací tenim el document que ho deixa clar.
Les imatges que hem inserit ací provenen de l'opuscle que es va reeditar als anys 90 del segle XX per la aleshores anomenada Mútua Arrocera que en aquell moment presidia en José Antonio Claver Carrió que disortadament faltà el 9 de setembre de 2009. Dit opuscle ens l'ha facilitat Pep Marquès i Ortells.
divendres, 16 de febrer del 2024
Una intensa campanya de motivació i difusió de la ja tradicional convocatòria oberta, va donar coma resultat una assistència aclaparadora, que va ser perfectament atesa amb professionalitat pel personal d’El Racó de Meliana.
Felicitarem al Sr. Camarlenc de la nostra confraria, encarregat de concertar amb el restaurant els detalls de l’àpat, que varen ser encertats i ajustats, de manera que a hores d’ara, El racó ha esdevingut un excel·lent referent per a oferir a confrares i nouvinguts, un tast molt correcte de la paella de fetge de bou.
Les entrades, servides amb puntualitat i ben distribuïdes al llarg de l’extensa taula, varen ser totes ben elaborades i de qualitat. Destacarem l'amanida amb tonyina, amb frescor i sabor reeixits.
Dues paelles de fetge de bou permeteren atendre a tots els comensals de manera suficient i homogènia. La presència generosa de l’endívia i l’adequada dotació de tanda va ser un acompanyament excel·lent a un arròs ben cuit i amb el desitjable punt de brou que singularitza la paella de fetge de bou. El debat sobre el punt de picant, el deixarem per als comentaris: personalment varem trobar la paella d’El Rcó més que correcta i encertada.
Per a remullar el menjar, la carta del restaurant permet escollir referències amb una correcta relació entre qualitat i preu. Nosaltres vàrem optar al nostre sector pel Parotet, vi negre del Celler del Roure, a Moixent, elaborat amb varietats autòctones (60% Arco, 40% Mandó), criat en botes de fang.
A les postres, un variat casolà va permetre acompanyar els cremadets i licors, amb una agradable tertúlia, fins al moment d’acomiadar-se fins l’any vinent. I que en siguen molts més.
A continuació, compartim els reclams de la convocatòria:
divendres, 19 de gener del 2024
Si considerem com a àpats medul·lars, els celebrats en el tercer divendres de cada mes de gener, després de l’edició XXIX, celebrada el 21 de gener de 2022, ja no consta cap altra edició fins a la de 2024, per raó del canvi de titularitat de l’Estela, del qual ens varem acomiadar el 23/12/2022. Reprenem per tant les cròniques de la primigènia i més genuïna edició de la paella de fetge de bou, que celebrem el tercer divendres de cada mes de gener, al restaurant Estela. I citem expressament la seu de la nostra convocatòria més tradicional, per la sincera voluntat de permanèixer i continuar en l’icònic local del número 120 de l’Avinguda de les Corts Valencianes, a Tavernes Blanques. No voldriem perdre mai la referència, ni tampoc el referent que alli ens congrega any rere any: la paella de fetge de bou. Comensals medul·lars en plenari
Tanmateix, la voluntat compartida i la vocació de servir a la nostra tradició, tenen un límit indefugible, que és el mínim respecte a l’equilibri entre la restauració i els comensals que, desde fa ja molts anys, hem postulat a l’hora d’asseure’s a taula. Per això, la qualitat dels entrants, el ritme en el servicide les diferents fases de l’àpat, la mínima dotació d’un celler que permeta donar continuïtat a l’elecció dels comensals i, lògicament, una raonable relació entre qualitat i preu, són factors que l’actual titularitat de l’Estela haura de revisar, pel bé del negoci i dels comensals que hem declarat la nostra estima al local.
No va ser la millor paella de fetge de bou que em menjat a l’Estela, però tampoc la més dolenta. Ara bé, no podem compartir la decisió d’haver oferit a les postres llesques elaborades amb pa de motlle i amb el color d’un refregit que no tenia el millor aspecte.
Tampoc acabem de comprendre el càrrec d’un cava que la nostra confraria havia regalat, ni molt menys el preu de les racions de lleterola i amanida de ceba. I va ser la primera vegada que ens cobraren la cortesia dels licors. Amb tantes “novetats”, sembla normal que fins i tot se’ns oblidara fer la tradicional foto de família.
El que sí hem de lloar i agrair, és l'aportació contestana a les postres: uns excel·lents "Genaros" de Confiteria Agulló, a Cocentaina, que posaren un punt dolç i molt nostre, a l'àpat medul·lar.
A continuació, compartim els reclams de la convocatòria:
Per a escorcollaires
Benvinguda
Amb un senzill però implacable ritual, any rere any l'Hostal Estela desplegava tot el seu vast coneixement culinari per tal d'oferir una amanida d'escarola amb olives. A continuació, lleterola fregida amb creïlles, on l'opció de mullar l'oli sobrant amb pa és inexcusable. I sense cap altre prolegomen: la paella de fetge de bou, que arribava al centre de la taula després de la corresponent exhibició als comensals per part de dos cambrers. Espectacular.
La segona part de l'àpat s'iniciava amb taronja, de vegades guarnida amb maduixes. Es tractava de facilitar la digestió de la paella per tal de garantir un òptim final a base de llesques amb ou (torrijas), mistela i cafè.
Ací trobareu detalls, anècdotes i històries relacionades amb la paella de fetge de bou, com a testimoni de la compartida voluntat de fer perdurar un plat tan ancestral i tan propi de Tavernes Blanques i els seus voltants, encara que l'Estela ja no estiga obert.